Prueba 1

Escrito por Jona El sábado, 10 de diciembre de 2011 0 comentarios
Hubo un tiempo en el que el Calcio fue el ejemplo del fútbol total. Un día no muy lejano en el que cualquier atisbo del 'catenaccio' se alejaba radicalmente de la liga italiana. Un equipo al norte de Italia combatía la época de decadencia con un juego alegre y atrevido. Pero esa batalla llena de entusiasmo y felicidad se convirtió en un derrota desdichada y trágica.
Il Grande Toro perdió un partido que nunca quiso jugar aquel 4 de mayo de 1949. Pasadas las 5 de la tarde sonó el pitido final sin que ese equipo de leyenda pudiera tener la más mínima opción de ganar. Sus ilusiones, esperanzas o ambiciones murieron cuando aquel avión trimotor Fiat N.212 se estrelló contra la cúpula de la Basílica de Superga, a 20 kilómetros de Turín.
En el desastre fallecieron todos los pasajeros. 33 personas entre las que se encontraban los dieciocho futbolistas de aquél mágico Torino. El equipo que presidía Ferruccio Novo volvía de jugar un partido homenaje a José Ferreira, capitán del Benfica, en Lisboa. Un fuerte temporal y una espesa niebla les tenía guardado un inesperado aterrizaje a su regreso.
Nadie sobrevivió al impacto. Nadie salvo dos futbolistas que, por distintas razones, no subieron a ese maldito avión. El mítico Ladislao Kubala fue uno de ellos. El futbolista húngaro que más tarde se convertiría en una estrella mundial tuvo que permanecer en Lisboa porque su hijo había enfermado.
El otro superviviente de aquella plantilla fue Sauro Tomá, un lateral izquierdo procedente del modesto La Spezia que acababa de fichar por el Torino con 23 años. "El míster, Leslie Lievesley nos había dicho a Valentino Mazzola y a mí que nos cuidáramos de las lesiones antes de viajar. Mazzola no estaba bien del todo, pero podía jugar y viajó. Yo tenía problemas en la rodilla y el entrenador me aconsejó que me quedara en casa. Me sentí el hombre más desdichado de Turín. Todo el Torino viajó a Lisboa, y yo me quedé en casa, lesionado". Son palabras de aquel joven futbolista que sería ya recordado como el defensa más afortunado del mundo.
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